En nota aparecida en La Estrella de Valparaíso hoy se releva la visita de autoridades y técnicos de distintas Municipalidades del país al Laboratorio Vegetal Las Salinas, en el marco de la Escuela de Verano «Mega Sequía y gestión Municipal ante los Efectos del Cambio Climático», organizada por la Asociación Chilena de Municipalidades.
En Las Salinas, expertos estudian especies nativas como romerillo, peumo y para de guanaco para generar parques que requieran menos regadío y mantención. Idea se podría habilitar en varias comunas.
Romerillo, pata de guanaco, peumo, chupalla, y chilco, son parte de las especies vegetales que se encuentran en el sector de Las Salinas de Viña del Mar, donde se emplaza el «Laboratorio vegetal» que desde hace tres años investiga cómo hacer que las áreas verdes de las ciudades se adapten para hacer frente al cambio climático y a la escasez hídrica, reduciendo el uso de recursos municipales. Se trata de una iniciativa de la inmobiliaria Las Salinas, cuyos creadores trabajan en una propuesta de especies que puedan ser colocados en espacios públicos disminuyendo la utilización de capital humano, económico e hídrico como resultado no solo del tipo de plantas que se utilicen, sino que enfatizando en cómo se combinan y coexisten, lo que las haría prescindir de riegos o mantención.
Para eso se trabaja con plantas nativas y endémicas atractivas para agentes polinizadores, como abejas, plantas que produzcan semillas para aves, etcétera.
El proyecto fue presentado en la charla «Mega sequía y gestión municipal ante los efectos del cambio climático» que se realizó en Viña del Mar, organizada por la Asociación Chilena de Municipalidades, donde los expertos expusieron su método.
«Es reconstruir una ecuación ecosistémica que caracteriza nuestros territorios en términos biogeográficos. Nos ahorramos un montón de procesos: no se seleccionan las especies, se replican en la misma forma en que se distribuyen, no se mantienen, la historia evolutiva permite que ellas entren en las ecuaciones de espontaneidad de los sistemas nativos. No hay que podarlas, no hay que regarlas, ellas se mantienen solas. Eso significa que la ciudades pueden aumentar los metros cuadrados de áreas verdes por habitante, desde el momento en que disminuyen los costos de mantención», explicó Salvador Donghi, biólogo y parte del Laboratorio Vegetal.
«Es una forma inteligente de adaptarse al cambio climático porque tenemos entre cinco a ocho años más de estrés hídrico y no vamos a tener agua para regar los jardines», agregó Donghi, quien aseguró que «no se trata de eliminar todo de una vez, sino que ir probando experiencias con pequeñas jardineras».
Luis Álvarez, geógrafo, académico de la PUCV y parte del Laboratorio Vegetal, sostuvo que «Viña del Mar no tiene heladas y por tanto habrá especies que no podrán ser llevadas de la costa al interior, pero en esos lugares hay especies que se adaptan a las temperaturas bajo cero. Todas las ciudades tienen un piso vegetacional, todas tienen especies nativas que pueden ser llevadas a sus áreas verdes».
La concejala de Quilpué, Paula Castro, comentó que «estos conocimientos se pueden llegar a aplicar, la idea es llevar esto a los otros concejales, (…) lograr espacios armoniosos que puedan sobrevivir en esta realidad», mientras que su par de Villa Alemana, Kesia Navarro, agregó que «me parece una muy buena idea que se puede implementar en la comuna teniendo la voluntad política y definiendo cuáles son las características particulares de Villa Alemana. Es una propuesta que le vamos a llevar a la alcaldesa (…) y así dejar atrás antiguos parques con especies que consumen mucha agua».