Luego de la primera fase de remediación, en el año 2015, se inició un exhaustivo proceso de muestreo para identificar con precisión las áreas que aun tenían elementos contaminantes. Los estudios establecieron que la mayor contaminación del terreno está asociada a compuestos de hidrocarburos, alojados entre los 5 y 8 metros de profundidad.
Estos compuestos escurren por la arena, pero al entrar en contacto con el agua de la napa -presente en todo el terreno- quedan flotando en ella, por lo que no siguen descendiendo y se mantienen en la franja donde se encuentran suelo y agua.
Otros elementos encontrados, como pesticidas y metales pesados, fueron mayoritariamente removidos junto con el retiro del suelo durante la primera etapa de remediación, quedando bajas concentraciones remanentes.
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